
Por otro lado, en el plano
filosófico se verificó el encuentro de la Italia de Nicolo Maquiavelo, padre
del pragmatismo político, con la Bélgica de Justo Lipsio, el padre del
neoestoicismo (corriente que permeó la mentalidad del siglo de Oro español), cuyos
jugadores estelares, Lukaku, Hazard, Origi e incluso Courtois, deberán ser eso
precisamente, muy estoicos, para reponerse ante la maquiavélica lección
aplicada al más puro estilo contragolpista del catenaccio, cortesía de Giaccherini
y Pellé (no confundir por favor con Edson Arantes, aunque se pronuncia igual). Asimismo, en términos de sus últimos premios
nobel de literatura, la poesía Irlanda de Seamus Heaney se igualó con la Suecia
de Tomas Tranströmer, quien alguna vez tuvo la revelación de asentar en la
brevedad del haikú estas líneas, las primeras de sus “Nueve haikús del Hospicio de jóvenes Hällby, 1959":
Se juega al futbol;
confusión, la pelota
va sobre el muro
(texto de cuya existencia me enteré gracias a
este blog: http://www.futbolsapiens.com/columnas/columnas-fs/futbol-de-librero-lineas-de-un-poeta-sobre-el-futbol/).
Como la poesía misma, el
futbol puede ser suspensión del tiempo, apertura de una ventana a otro mundo
que tiene la potencia de igualarnos en ese anhelo de pensarnos de otro modo, se
trate de huérfanos o de jugadores profesionales.
Pero bueno, regresemos a este
mundo y a este tiempo para comentar como tema central del día el resultado de empate que el equipo tricolor y la "vino tinto" sellaron en el
terreno de juego. Habrá desde luego especialistas que analicen los factores que
derivaron en este resultado, pero lo que no puedo soslayar es el
cuestionamiento al vacilante sistema de juego de Juan Carlos Osorio, ante quien
incluso los puestos de utilero y masajista podrían ser también rotativos.
¿Esto quiere decir que
igualmente las ligas de fútbol de Venezuela y México están tablas? Al menos en
cuanto a las cifras en las transferencias de jugadores y en el mercado que
mueven los productos derivados de esta actividad la numeralia señala un margen
de distancia un tanto holgado a favor de la Liga MX. Más ajustados pueden ser
en cambio los comparativos en los asuntos públicos de ambas naciones, sobre
todo en el momento actual. ¡Qué bueno que no somos Venezuela!, reza una leyenda
negra que corre por las venas abiertas de nuestro país desde hace 10 años
aproximadamente. ¿Qué bueno? Es como preocuparse de ver cómo se está mojando
alguien en la calle cuando uno está bajo cubierto. A diferencia de la nación
del Arauco vibrador:
1)
ni quien diga que en México se sufren los
resabios de una planeación económica que orilló a su industria petrolera a la
inoperancia con una economía monotemática en términos productivos;
2)
ni por asomo vivimos el desabasto de los
venezolanos, por más que en la práctica la constante elevación de la canasta
básica la vuelva inexistente, por inalcanzable;
3)
tampoco habrá quien en estas nopaleras tierras
se perciba en medio de un clima de violencia
irrefrenable;
4)
de igual forma se cuenta con una apertura en
cuanto al escrutinio internacional, y no con una postura veleidosa que cacarea
sus “logros” cuando son palomeadas sus medidas administrativas (generalmente
del orden presupuestal) como “prudentes y responsables”, aunque obliguen a una limitación
del gasto público, pero que descalifica a organismos como la GIEI de la
Comisión Interamericana de los Derechos Humanos por flagrantes violaciones de
este rubro cometidas por el Estado;
5)
asimismo, gracias al Santo Niño de Atocha no contamos,
con un (des)gobierno de carácter autárquico y unipersonal que apresa (como Maduro lo hizo con Leopoldo López) a los
principales enemigos de su régimen (en este caso líderes sindicales) quienes de marcada forma manifiestan un abierto rechazo a su gestión;
6)
y ni quien dude del pleno ejercicio de la
libertad de prensa, si México no es la nación con el mayor número de
periodistas asesinados (¿o sí?), y menos se sospecha que se trata de una forma
sutil de censura dentro de las televisoras nacionales cuando presenciamos la
cancelación del programa de crítica política de un payaso comediante metido a
periodista y a cambio se inaugura el de un ex presidente metido a periodista,
pero que sigue siendo un payaso involuntario. Cosas veredes.
Apostilla: se ha filtrado un video tutorial en el que
se revelan cómo se entrenan los barristas ultras de Rusia y resulta
preocupante. Si ya hasta para infringir las reglas del comportamiento como
afición existe este tipo de entrenamiento, resulta preocupante que no haya
tutoriales para capacitar directivos, personal federativo e incluso a árbitros
que buscan hacer sus pininos aplicando la tecnología pensando que así van a
desempeñar su profesión de modo un poco más pulcro.
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