sábado, 7 de junio de 2008

Librería "La palabreta"...

Supongo que aunque el nombre constituye una referencia intermedia entre "palabreja" y "palabrota", lo cierto es que las intenciones tras la apertura de este nuevo espacio no pueden sino calificarse como nobles. El pasado día 5, cuando conocí esta nueva librería tras la lectura hecha en compañía de Catalina Miranda (Federico Corral no pudo hacer acto de presencia) como parte de las actividades de difusión de la antología Animales distintos, resultó inevitable citar el antecedente de una librería dedicada exclusivamente a libros de poesía como lo era Tomo 17, que hace igual como diecisiete o quizá veinte años se encontraba en una callecita que desemboca al Monumento de Álvaro Obregón, detrás de Insurgentes en San Ángel. Situada en la calle de Córdova, casi esquina con Álvaro Obregón, a la vuelta de la Casa del Poeta (tenía que ser) en la colonia Roma, el local de La Palabreta es modesto en cuanto al tamaño y surtido bibliográfico, pero es de suponerse que lo segundo se irá incrementando de a poco. El día de la lectura se colocaron un par de mesitas redondas para los asistentes y como doce sillas para los asistentes. Algunas trabes se hayan sin aplanar y en cuanto a los muros surgió la idea de pintarlos de blanco y luego anotar los nombres de eximios (y otros no tanto) poetas.

Como casi a la entrada está el mostrador con una máquina de café, se sugiere la modalidad de pedir un café y cubrir su respectivo costo incluido dentro del precio de algún libro o disco que se merquen. Y en cuanto a las lecturas, éstas apenas han comenzado y esperamos que se desarrollen a futuro de manera asidua los días jueves de cada semana. Desde luego que aún es prematuro elucubrar sobre las posibilidades de supervivencia de una empresa así, pero ésta dependerá del interés y concurrencia que la comunidad poética de nuestra ciudad le dé como viabilidad al negocio de la venta de su acervo editorial. Por mi parte, yo al menos les recomiendo realicen un paseo por la zona y en una de ésas le den una visitada a la susodicha librería. Si París bien vale una misa, creo que de la Roma (la colonia) se puede decir lo mismo.