sábado, 4 de julio de 2009

Chantaje electoral...


No recuerdo en mi corta vida como elector, un momento de máximo chantaje como el que previo a la jornada electoral de mañana se desató. Desde la Perroni (en franco duelo con la Chiva y Lilia Aragón, personalidades mediáticas que debutan en la polaca), aseverando que si no se vota por el PVEM, lo que éste órgano político propone (la pena de muerte que da pena, los vales de medicina que desatan la risa histérica de una familia) no se realizará, los regaños de la cocinerita perredista, el discurso (es un decir) panista de que el Jefe del Ejecutivo ha abanderado la lucha contra el crimen (logro incuestionable, porque en medio de las secuelas de la recesión económica, su vocero dice que la violencia ya estaba cuando la ultraderecha llegó al poder: su mérito ha sido hacerla crecer exponencialmente) hasta el inefable gobernador de Sonora que acusa a sus contrincantes políticos de lucrar con la tragedia de la guardería que entre irregularidades echaron a andar parientes suyos.

Asimismo, después de la malhadada experiencia del 2006, el IFE carece de toda calidad moral para invitar a la ciudadanía a emitir su sufragio, y a todas luces la única opción sensata sería la de acudir a la urna a anular las boletas que le tocan a uno, cosa que haré si es que de último minuto no me animo a sufragar en favor del Partido de la Izquierda Ilusoria, ideado por el Mtro. Marco Antonio Campos y el pintor Juan Francisco García Barrón. Todo porque de los chantajes el único medianamente aceptable es el que apela a la lombriz y mostrando el dedo manchado de tinta indeleble en el Vips de Loreto estarán obsequiando mañana un chesscake...

jueves, 2 de julio de 2009

Sigue la mata dando...

Luis Vicente de Aguinaga dijo...

Jesús:

Perdona la pregunta... Según tú, ¿yo estoy dándote la "razón" a propósito de qué? Para ti, ¿qué parte de tu "planteamiento" es la que yo no he comprendido? También yo tengo la sensación de repetirme... ¿De verdad no has percibido que yo no estoy discutiendo tus ideas, las cuales respeto aun a pesar de no compartirlas? ¿De verdad no has percibido que yo no estoy defendiendo ninguna presunta "infalibilidad", ni del Papa ni del jurado del Premio Aguascalientes, porque sencillamente no es la decisión como tal del jurado lo que ha sido puesto en entredicho, sino algo más grande: su competencia y rectitud? ¿De verdad no has percibido que yo no estoy discutiendo razones de moral abstracta ni de crítica literaria, sino asuntos de conducta periodística?

Que cada quien diga lo que mejor le parezca en torno a 'Tríptico del desierto', pero que lo haga con argumentos de crítica literaria, no de persecución policial. El jurado ya se pronunció y, al no haberse demostrado ninguna irregularidad, su fallo es inapelable. No por priísmo: porque así son los concursos. Ésta no es una cuestión de historia de la poesía, sino de la mecánica particular de los premios literarios.

Por lo demás, a mí Sicilia no me cae bien por haberle dicho "cerdo" a Escalante ni por haberle pedido más tarde disculpas. Me cae bien por otras cosas, empezando porque me gustan sus libros de poemas. Tú tampoco me caes mal ni bien por haberme dicho "perro" ni por haberte disculpado más adelante. Cuando hay insultos, el que debe "responder" no es el insultado (si no quiere, por supuesto). Es quien lo insultó el que tiene algo más que decir, porque haber insultado es prácticamente no haber dicho nada.

En cambio, deslizar acusaciones de plagio y de tráfico de influencias o favoritismo no es insultar, sino insinuar una culpa legal, de modo que no basta con pedir perdón o disculparse. Descargar a una persona de las acusaciones que se le hayan hecho públicamente no es tan fácil, y es indispensable que la parte acusadora presente pruebas o desagravie meticulosamente, paso por paso, a la persona señalada, sobre todo cuando ésta no gozó del más elemental derecho a presentar su versión de los hechos de manera simultánea, y no posterior, a las acusaciones.

Hasta la otra,

Luis Vicente.

2 de julio de 2009 12:04

Luis Vicente:


Pues entonces no entiendo lo que quieres: hay varias cosas sobre las que no vuelvo porque se vuelven redundantes (como la de que estoy de acuerdo que se dé difusión a ambas contrapartes para que el lector saque sus propias conclusiones, como que no era el ofensivo el sentido con el que usé "perro de la fe", en fin), pero me despido devolviéndote a cambio sólo una pregunta. Más allá de intereses creados, nobles o innobles, ¿en qué consiste la "ética periodística"? ¿En que la redacción de un periódico se vuelva una sala de audiencias de la Suprema Corte de Justicia? Desde luego que la misma ley tipifica el delito de difamación; entonces por qué no acudes a él, ya que hablas de persecución policial. Ahora bien, tal vez te refieras a la mesura, a la imparcialidad para juzgar los hechos, pero ¿qué no hay una clara distinción entre el periodismo puro (el de la nota informativa, que se cree, según esto, objetiva) y el periodismo de opinión (en el que entra el punto de vista libre, capaz de sostener sin pruebas porque o nos han privado de ellas o porque simplemente son parte de una lectura, de una suposición digna de ser conocida porque nos dan la interpretación de una realidad determinada)? Según tengo entendido, un periódico sólo del primer tipo de periodismo se puede hacer responsable, legalmente hablando. Checa el dato y después, si gustas, seguimos charlando.


Jesús


Luis Vicente de Aguinaga dijo...

Jesús:

Agradezco el cambio de tono y hago un esfuerzo por aceptar que si me llamaste perro no fue por antipatía. Cosas peores hay que aceptar de otros colegas.

Me limito a preguntarte una cosa: ¿de verdad piensas que, al acusarme de favoritismo y amiguismo en beneficio de Javier Sicilia, quien todavía no era mi amigo cuando Francisco Hernández, María Baranda y un servidor fallamos el concurso por el premio Aguascalientes en favor de su libro, Evodio Escalante no estaba sino externando un "punto de vista"? ¿No te parece que hay fronteras bastante claras entre la opinión periodística y el juicio crítico, así como entre ambos y la denuncia judicial?

En cuanto al papel de MILENIO y LABERINTO en este asunto, yo pienso que al medio informativo le corresponde juzgar si el texto que su colaborador está entregándole contiene insinuaciones o francas imputaciones judiciales. Cuando las hay, es obligación del medio incorporar la llamada contraparte, o sea la versión de la parte señalada, exhibida o acusada, y esto en la misma edición en que se le señala, exhibe o acusa.

Como no quiero que pienses que lo anterior lo estoy inventando yo, sacándomelo de los forros, voy a citarte lo que ha escrito Juan Carlos Núñez Bustillos, defensor de los lectores de PÚBLICO, diario tapatío del consorcio que publica MILENIO. Yo vivo en Guadalajara, de modo que no leo MILENIO, sino PÚBLICO, y es en PÚBLICO donde se han venido publicando no solamente los artículos de Sicilia y Escalante, sino las columnas ofensivas y desinformadas de Roberta Garza y Heriberto Yépez a propósito del mismo asunto:

"Pregunta [Alfredo] Sánchez [colaborador de 'Público' que se dirigió al defensor en busca de aclaraciones a propósito del tratamiento concedido a la polémica Escalante-Sicilia]: '¿Si en VISOR [versión tapatía de LABERINTO] se publicó la acusación no se debería haber publicado ahí mismo la respuesta-defensa del aludido?'. La respuesta es: sí. Y no sólo eso, sino que además debió haberse publicado en la misma edición. Numerosos códigos de ética periodística indican que siempre que se difunda una acusación contra una persona hay que incluir su versión. Es lo que comúnmente llamamos 'parte y contraparte'.

"La 'Carta de los deberes del periodista' (Italia) establece: 'El periodista no debe informar de acusaciones que puedan afectar la reputación o la dignidad de una persona sin ofrecer la oportunidad de réplica al acusado'. Dice el 'Código de ética para la prensa, la radio y la TV' (Suecia): 'Esfuércese en ofrecer a las personas que han sido criticadas en la elaboración de la información la oportunidad de responder a esa crítica simultáneamente. Procure también expresar los puntos de vista de todas las partes concernientes'. El 'Libro de estilo del Grupo Vocento' (España) indica: 'Las acusaciones e imputaciones de cualquier género deberán llevar aparejada siempre la versión del acusado, salvo que se niegue a darla, caso en el cual se hará constar así. No se publicarán acusaciones en las que no se haya dado tal oportunidad al imputado'."

Así las cosas, Jesús, yo sostengo que LABERINTO, al prestarse a servir de trampolín a un calumniador, ha faltado a la ética periodística. Por eso en mi carta me dirigí al editor de LABERINTO, no a Evodio Escalante, y por eso le pedí una exculpación, es decir: no que se disculpara, sino que me descargara de acusaciones gratuitas, frívolas, improcedentes y, en suma, injustas, vertidas en el suplemento del cual es responsable.

Otra cosa: si yo he desarrollado un verdadero afecto por Javier Sicilia últimamente no ha sido por compasión, sino por entendimiento recíproco. Tal vez Evodio Escalante sea de la opinión que las amistades hay que señalarlas, denunciarlas y perseguirlas; yo, como sé que no estoy cometiendo delito alguno por ser amigo de Sicilia ni de nadie más, aclaro que no viene al caso dar explicaciones ni presentar coartadas.

Eso era todo. Recibe un apretón de manos de

Luis Vicente.

1 de julio de 2009 22:02


Bien por ti Luis Vicente.

Como decía, creo que en el fondo se trata de lo mismo e infiero que el calor en la sangre no deja ver las cosas con claridad. Con tus propios términos estás pidiendo que haya "fronteras bastante claras entre la opinión periodística y el juicio crítico", pero yo insisto que el saltarse esas fronteras es responsabilidad de quien firma el artículo, no de quien lo publica. Es más, pides que no se dé entrada a "imputaciones judiciales", en lo cual también estoy de acuerdo, sin embargo ni Escalante tiene el puesto de fiscal (de una hipotética Procuraduría de la Defensa de la Originalidad Poética), ni existe hasta el momento (según creo) acta alguna en contra de Sicilia en ningún ministerio público del país.

Estoy tan seguro que me das la razón aunque no hayas entendido del todo mi planteamiento porque 1) te preocupa que la acusación de Escalante tenga la misma difusión periodística que las secuelas que ésta generó, y porque 2) dicha difusión permitirá evaluar la calidad de moral de los contrincantes (para lo cual no se debe censurar ni sus ex abruptos, ya que siempre hay oportunidad para la rectificación, como recordarás lo hizo Sicilia después de llamar "cerdo" a Escalante) y en el fuero interno de los lectores les permite obtener como saldo (temo que me estoy repitiendo) una afinidad con alguno de los dos bandos, cosa que terminaste haciendo en favor de Sicilia. Por lo tanto te pregunto: ¿dicha afinidad ("entendimiento recíproco" lo llamas) se hubiera producido de haberse desencadenado los acontecimientos de otro modo?

El apretón de manos es recíproco. Que haya suerte.

miércoles, 1 de julio de 2009

Apostillas a una controversia...



Doy entrada franca a la respuesta de Luis Vicente de Aguinaga sobre mis comentarios a su texto de hace semana y media:

¿Qué tal, Jesús?

Además de saludarte, quiero decirte que no creo haberme aprovechado malamente de la correspondencia electrónica entre Julián Herbert y Evodio Escalante. Si acaso releyeras mi carta verías que sólo traigo a cuento esos mensajes para reforzar lo que intento subrayar en los artículos que fue publicando Evodio en 'Laberinto'. Dicho de otro modo, echo mano de los mensajes electrónicos para confirmar cosas que me parece percibir en los artículos, de la misma forma que un biógrafo puede valerse de la correspondencia de cualquier escritor para confirmar intuiciones, rumores o datos que circulen sobre su persona (o para desmentirlos). En todo caso, no se trató nunca de mensajes privados, como lo prueba el hecho de que yo mismo los recibí junto con otro medio centenar -por lo menos- de destinatarios. Es obvio que Julián y Evodio sostuvieron esa conversación por e-mail con perfecta conciencia de ser leídos por un público numeroso. Desde un principio esos mensajes eran parte de una cadena que incluyó muchos otros, y ni Evodio ni Julián me han reprochado que citara partes (muy breves, además) de sus contenidos.

En cuanto a la diatriba, la inquisición, la excomulgación y otras operaciones que me atribuyes, creo que todo se deriva de un punto muy concreto de mi carta: el primer párrafo, donde le pido a José Luis Martínez S. una exculpación. Y no veo cuál sea el problema. Yo no estoy esperando que me pidan perdón; lo único que pido es que me sean retiradas las acusaciones gratuitas, improvisadas y absurdas del crítico Escalante, que habla seguramente de oídas y me acusa de haber favorecido a Javier Sicilia por ser mi amigo, y de haberlo hecho además en complicidad con María Baranda y Francisco Hernández, quienes teóricamente son también mis amigos. Y es mentira. Es una falsedad y una calumnia. ¿Qué tiene de malo pedirle a un medio supuestamente serio que me descargue de tales acusaciones? ¿Está bien que 'Milenio' le sirva de trampolín a un difamador con el pretexto de fomentar la polémica? ¿No es posible discutir sin mentir? Si yo soy amigo ahora de Javier Sicilia es a raíz de todo este asunto, comenzando por la conmoción y el placer que para mí supuso leer su libro entre los concursantes del Aguascalientes (para descubrir más tarde, cuando fue abierta el sobre, que lo había escrito él). Sigo sin ver qué haya de malo en hacerme amigo de un poeta en condiciones como éstas.

En cuanto a decirme perro, te lo agradezco. Me gustan mucho los perros.

A tus órdenes,

Luis Vicente de Aguinaga.


Luis Vicente:

Por mi parte yo empezaría con un desagravio: es cierto que el carácter de la correspondencia electrónica resulta ambiguo, por lo que me disculparía contigo en la medida en que este mecanismo, al circular en internet, tiene un carácter público y el contenido de una misiva, vía fibra óptica, es susceptible de ser conocido por alguien más que el destinatario original del mismo. Y en cuanto a lo de denominarte perro, no iba en sentido ofensivo, que estos animales también son de mi predilección. La idea (de la cual no me desentiendo) consistía en poner de relieve que entre las muchas implicaciones de lo que defiendes está el verticalismo (traigo a colación que la orden encargada de administrar la santa Inquisición eran los dominicos, quienes eran conocidos, etimológicamente hablando, como los "canes de Dios"), el de considerar fuera de toda apelación la infalibilidad de un jurado a la hora de otorgar de un premio literario. Desde luego las mismas reglas de este tipo de concursos estipulan dicho carácter: tanto tú, como María Baranda y Francisco Hernández dictaminaron del mejor modo que creyeron, cuál era el mejor libro entre los concursantes, pero quizás la cuestión de fondo que planteó Escalante radica en que toda vez publicado, el poemario es sujeto de crítica (como todo ejercicio poético). Infiero por tanto que si estuvieras consciente de tal implicación, tú serías el primero en apoyar la necesidad de evaluar constantemente lo que nuestro medio está creando, todo libro de poesía que haya sido premiado o no.

Por otra parte reconozco que estás en tu derecho de defenderte si consideras que hubo un ataque personal por parte del crítico, sin embargo sigo sosteniendo que es totalmente irrelevante si te hiciste o no amigo de Sicilia a raíz de todo esto (suena como irle, en una pelea de box, al rival más débil) y que ningún medio periodístico o editorial puede estarse disculpando por ser el foro de expresión de un punto de vista. Un asunto aparte sería la necesidad de moderación (para que las cosas no aterricen a nivel personal), pero en tal caso la responsabilidad es de quien firma el artículo en cuestión, no del medio que lo difunde, y este punto me parece elemental (mi querido Watson), porque en tal circunstancia seremos los lectores quienes nos formemos una apreciación particular del modo en que se desenvuelvan los participantes de una polémica, los que distingamos quiénes se conducen conforme a sus impulsos viscerales y quienes están intentando, primordialmente, hacer valer el peso de sus argumentaciones.

Un saludo también para ti.