viernes, 1 de mayo de 2009

El naufragio de la influenza


No me consta que el chupacabras haya existido, pero sí conocí a un tipo que era el chupachavas (otros más ingeniosos le llamaban el "goloso de rorras"): quienes estudiaron conmigo en la Facultad de Filosofía y Letras podrán dar fe de ello.

Preámbulo: "Silencio en la noche,/ ya todo está en calma,/ el músculo duerme,/ la ambición descansa", reza la letra de un tango, muy ad-hoc para introducir un tópico así de trágico, y eso que aún no se revela cabalmente la magnitud de semejante calamidad. Acerca de su origen pupulan en la web un número importante de hipótesis peregrinas, y otras que no lo son tanto, y dado que la proyección de los acontecimientos seguirán enmarcándose en signos de admiración y luego de interrogación (o inclusive juntos al mismo tiempo), de lo único que se puede hablar con cierto grado de certeza es de lo ocurrido hasta este día 7 luego del inicio del fin del mundo.

La lectura sanitaria ("mátenme porque me muero"). Quizás es sobre este punto que carezco de referentes realmente precisos, sin embargo me aventuro a lanzar las siguientes interrogantes: ¿cómo se pueden mezclar virus de procedencia porcina y humana (e incluso haste de origen aviar norteamericana) con naturalidad? Las suspicacias acerca de una epidemia de probeta parten desde este punto, a lo cual se suma el notorio atraso de la investigación científica en nuestro país con respecto de los vecinos del norte: eso y la insuficiente cobertura y capacitación médica rubrican las defunciones dadas hasta el momento. Lo que existe detrás de esa oscura pared podrá ser equitativo, sin embargo queda claro que no vale lo mismo la muerte de un estadounidense que la de un compatriota. Además el tema de moda termina por imponerse ya que según el secretario de Salud la contingencia epidemiológica va por buen camino porque sólo un porcentaje menor de los decesos por males respitarorios corresponde al virus mutante, de lo cual se deduciría, ¿entonces el resto de los fallecimientos, estadísticamente hablando, estaban previstos?

La lectura política ("yo te aseguro que yo no fui"). Las coincidencias no existen en el terreno del poder, aunque en este caso la magnitud de las mismas haga suponer que su presencia resultó inevitable. La visita de besamanos de Obama, la actual guerra contra el narco, la crisis financiera globalizada, las protestas mineras (como en el siglo pasado) en Cananea, la suspensión de la marcha del 1° de mayo, conforman un bonito coctel. No obstante, deseo ser más perspicaz aún, no sólo ante la probable intervención del gobierno gringo, sino también de la OMS y otros organismos internacionales que difícilmente se subordinarían a la maquinación de un complot por parte de nuestros flamantes gobernantes, aparte de que su capacidad maquiavélica no da para tanto, por lo que su papel dentro de la actual coyuntura no pasaría de ser más que de cómplices.

La lectura económica ("allá tal como aquí, en la boca llevarás sabor a mí"). Echándole números el asunto se pone más tétrico. Si bien es probable que en este rubro caiga en un poco de exageración, dado que en cierta proporción la parálisis financiera del país estaba considerada por el puente del primero al cinco de mayo (cuántos recesos del sector productivo no se han efectuado hasta la fecha sin que el país se venga --más-- para abajo), es inegable que las secuelas de esta coyuntura tarde o temprano se harán sentir. De cualquier forma no quiero despedirme (bueno, como decía Vallejo, es un decir) sin dejar constancia de que, en una estimación optimista, tal vez no muramos de contagio, pero parece que el golpe mayor vendrá como parte de una agudización de la crisis económica creada dentro de la orden del día de un laboratorio, foráneo of course.

En fin que si el conteo final va en secuencia regresiva (con todo y sismos incluidos) viene a colación una enseñanza palpable: que si el mundo se está acabando, hay que hacer todo lo posible para estar junto a las personas que más se ama.