jueves, 14 de julio de 2016

DEL PIE A LA LETRA 22. EL REGRESO



En una de las primeras entregas de esta serie que hoy llega a su fin, citaba el concepto de los “podemas” de Pier Paolo Pasolini, para explicar una gramática del futbol, apoyado en que ése es el número de jugadores en la cancha y también de los fonemas en italiano. Jean Chevalier en su Diccionario de símbolos consigna que también 22 son las letras de la cábala hebrea y las cuales a su vez proceden de la escritura hiératica egipcia y de donde se infiere proceden también los 22 arcanos del tarot (pero esa connotación que tiene el tarot de a través de cartas leer el universo no es privativa de las culturas de Medio Oriente y, según Chevalier,  para los místicos del pueblo de los bambara (un grupo étnico ubicado al oeste de África, según san Google), “22 representa el total del tiempo transcurrido desde el comienzo de la creación hasta el acabamiento de la organización del mundo”. Más allá de las coincidencias, me parece importante subrayar la noción de gramática en este caso y que cada una de estas disciplinas (lenguaje, tarot y futbol) son medios de comunicación, susceptibles de ser leídos, esto es, interpretados. Al empezar esta serie de crónicas no tenía claro cuántas iban a ser (de hecho el inicio de su escritura no estuvo planeado como tal, según recuerdo), pero a fin de cuentas, coincidiendo con este número mágico, han tenido eso como propósito, hacer una lectura de los que estábamos presenciando en una circunstancia que eso sí, me pareció única en la historia.

Y agrego: lectura y juego, así que de modo lúdico te propongo busques el tarot que tengas por ahí escondido y releas estos textos a la luz del vínculo que acabo de señalar: encontrarás coincidencias sorprendentes, pues por ejemplo, en la entrega 18 tenemos la epopeya de Islandia y ese arcano corresponde al 18, la luna o el crepúsculo (según el tarot egipcio) en cuya parte central aparece un cangrejo o escorpión con sus extremidades abiertas, como si fuera a ser parte de esa celebración característica que vimos en televisión, al entonar el canto vikingo (y ahora islandés) de la guerra y la victoria. Por mi parte, no sé si pretendiendoenlazar azarosamente otras implicaciones, lanzo estas últimas 22 sentencias para que sean leídas como mejor les parezcan:

21. No hay escritura menos frívola que la que intenta serlo.
20. Cuando desperté de la borrachera futbolística me di cuenta que regresaba a la anémica realidad de nuestra competencia local.
19. El plan era que este 14 julio Francia festejara su día nacional con la Eurocopa en las manos. Ahora ya saben cómo hacer reír a Dios.
18. Nunca antes Perú había derrotado a Brasil en una fase final de Copa América.
17. En una apócrifa (por supuesto) tabla de Hermes Trimegisto dice así: "entre los invitados a una boda siempre está presente alguien con el que algunos de los novios cometerá adulterio”.
16. El problema de haber jugado una dos copas Américas con diferencia de un año es que el resultado de la final del 2016 fue casi una calca del de 2105.
15. Tampoco nunca antes se habían juntado en un mismo año los dos torneos de fútbol más importantes a nivel continental.
14. Un ciego es capaz de ver con sólo la luz de las estrellas.
13.  Hablando de cosas más importantes, qué importa que los ratones verdes los hayan goleado 7 a 0 (el peor resultado de toda su historia) si en el ránking de FIFA escalaron dos peldaños.
12. Nunca antes se había disputado una Copa América incluyendo a selecciones de los países de Norteamérica y el Caribe, lo cual es digno de destacar, porque antes era más fácil que en ella jugaran selecciones como Japón, que participó en la Copa América de 1999 en Paraguay, sin pertenecer a este continente (o quizás se hizo en reconocimiento a la gran cantidad de descendientes de origen nipón que hay por estas tierras).


11. Nunca Albania había calificado a la fase final de una Eurocopa y por ende nunca había ganado un solo punto en competencias de este tipo. Pudo estar en la siguiente fase, pero fue desplazado por otras selecciones debutantes como ellahas de dominó) (y que fueron cayeron por etapas igual que fic: tal fue el caso de Eslovaquia que se quedó en octavos de final, Islandia, que se quedó en cuartos de final y Gales, que sucumbió en semifinales
10. Como saldo de la Eurocopa 2016, además de los italianos que se llaman como brasileños (Pellé y Éder) y de los irlandeses que tienen nombre de ciudades gringas (Washington y Dallas), hubo un suizo que nos hizo recordar a uno de los pilotos de Fórmula 1 más destacados que ha dado nuestro país: Pedro Rodríguez.
9. Los últimos jugadores en ganar el Balón de Oro están de vacaciones en Ibiza, pero sólo uno de ellos está que no lo calienta ni el sol.
8.  El fin sólo justifica el fin.
7. CR ídem, además de campeón, en esta Eurocopa empató la marca de más goles (con Platiní), de más Eurocopas anotando (4) de más juegos de fase final jugados (21), por ende de más minutos jugados (1768), y el primero en jugar 2 finales con doce años de diferencia; además igualó marcas de ser de los jugadores en ganar Champions y Eurocopa el mismo año, y de formar tres veces parte del equipo ideal de la Eurocopa disputada. Habrá que agregar a esta estadística el mérito de ser el primer campeón de estos torneos en ser jugador y entrenador a la vez durante el partido de la final.
6. En datos más trascendentes, durante esta Copa América se enfrentaron por primera vez Bolivia y Panamá: el resultado favoreció a los canaleros 3 a 1.
5. El blanco es la reunión de todos los sonidos.
4. Tengo entendido que hay más récord de la Copa América del Centenario, que se llamó así en conmemoración de la independencia de Argentina, pero como se trata de una numeralia que incluye ganancia en ingresos para la Conmebol, de asistencia para los organizadores y de televidentes para los medios, esos datos no interesa incluirlos aquí.
3. En Niza, sitio donde se efectuó el atentado de hoy, se jugaron los partidos de la primera fase en el que Polonia derrotó a Irlanda del Norte (1 a 0), España a Turquía (3 a 0) y el de octavos de final cuando Islandia eliminó a los ingleses (al son de 2 a 1).
2. Los torneos se armaron, respectivamente, para que Argentina y Francia llegaran a la final. Los organizadores de ediciones futuras están haciendo los ajustes necesarios para asegurarse de que la próxima vez además las ganen.
1. Para el fino arte de patear una piedra, no importa de dónde proceden tus pasos.
0. Por mucho que tengas prisa, la eternidad siempre habrá de alcanzarnos.

Apostilla: La cruda, el regreso, la vuelta del cruzado no siempre es victoriosa. A veces se construye con mentiras y otras con infamias. Dos circunstancias me parecen curiosas ante los hechos fatales registrados hoy en el puerto de Niza. La primera es que quizás debería de considerarse el ingreso de algunas entidades terroristas como el Estado Islámico en la FIFA: al parecer son fieles seguidores de los torneos futbolísticos que por eso hicieron una tregua y se abstuvieron de entorpecer el desarrollo de la Eurocopa en las semanas pasadas, y cuando regresamos a la normalidad pues volvimos a las andadas: curioso, ¿no? La segunda parte de la observación detenida de la imagen que acompaña a esta última entrega: el personaje (que el tarot de Marsella denomina como "el loco"), lleva una cruz ansata, esto es la llave de la vida y parece ser atacado por un lagarto o cocodrilo que busca apropiarse de esa llave. El día de hoy se segaron, en un arranque ciertamente de locura, muchas vidas, aunque tampoco creo que tales acontecimientos sean del todo irracionales e inexplicables (lo cual no es sinónimo de justificables). Recordamos en varias de las entregas episodios de la Gran Guerra, ese momento álgido de hace 100 años que enfrentó a las potencias coloniales europeas. La pregunta aquí sería: ¿esa guerra ya terminó? ¿No son acaso estos atentados consecuencias del imperialismo europeo en el norte de África y Oriente Medio durante los siglos XVIII, XIX y XX (eso explicaría por qué en Francia los atentados los han cometidos franceses de nacionalidad, pero con un ascendente de aquellos países que alguna vez explotó el imperio galo)? ¿No será que el bumerang de la historia está describiendo en su trayectoria de resentimiento una parábola de regreso?

lunes, 11 de julio de 2016

DEL PIE A LA LETRA 21. NUEVA GESTA DE UN CID CAMPEADOR




Al minuto 25 el panorama parecía el de una tormenta perfecta para la escuadra lusitana: jugaban de visita la final en el State de France ante una Francia que amagaba con desbordarse (aunque no con mucha idea pues en realidad no hubo más que intermitentes momento de asedio a la retaguardia portuguesa) y su jugador más valioso y capitán abandonó lesionado el partido. Yo mismo preveía que las posibilidades de salvar la situación se reducirían en la proporción de que no lograran darle respiro a su cuadro bajo: si su jugador más peligroso no distraía a la defensa gala, incluso ellos podrían enfocar sus baterías para derrumbar las murallas lusas. Y no, la historia a la postre fue distinta: sin embargo no puedo pasar por alto el apunte de la decimonovena entrega de esta serie donde anticipé un escenario a grandes rasgos semejante al que presenciamos hoy, si bien mi pronóstico fue que tal vez llegarían a la instancia de tiros penales (lo cual no resultó necesario), además de que ubicaba a CR7 como protagonista (con un histrionismo pasado por lágrimas) y no como director de escena.


Entre los antecedentes de las catorce finales disputadas dentro de esta competencia podemos ubicar un resurgimiento del fútbol de países de ascendencia románica. El mayor número de finales mixtas es de cuatro entre países germánicos (tres veces a cargo de Alemania, una de Holanda) y países eslavos (dos veces la desaparecida URSS y dos los checos), pero también cuatro han sido las veces en que la final tuvo exclusivamente un sabor latino: 1984, 2000, 2012 y este 2016. Pero si reducimos la estadística al siglo XXI hallamos que de las 5 finales que van el 60% han hablado sólo en lengua romance (mientras que los eslavos se han quedado rezagados y no han vuelto a ver esta instancia desde hace 20 años: curiosamente la primera, y única hasta el momento, final fue disputada entre las extintas Yugoslavia y la URSS). Creo que no está de más mencionarlo (para estar a  tono con lo desarrollado en mis anteriores escritos): estas naciones a las que me refiero (Italia, España, Francia y, por supuesto, Portugal) comparten dentro de su pasado el resabio de haber sido alguna vez un imperio. Simplemente hay que parar mientes en el uso de expresiones que a grandes rasgos pueden resumirse en los titulares de este día: “Portugal, monarca de Europa”.


Del lado de Didier Deschamps se podrá argumentar ahora, a toro pasado, que parte de la responsabilidad en la frustración de que por primera vez en la historia hayan perdido una final jugada en casa se deba a su negativa en llamar a Karim Benzema (dejando toda la responsabilidad de hacer los goles en Griezmann) y por rehusarse a platicar con Franck Ribéry para que éste reconsiderara su retiro de la selección. Pero una vez entrando en el terreno de las hipótesis las elucubraciones se convierten en un barril sin fondo (como las disputas entre messistas y cristianistas), no todas ellas áridas, porque si bien a final de cuentas Portugal entregó resultados y no excusas, la especulación puede ser el punto de partida de una discusión sabrosa de uno y otro lado: “que si Francia hubiera alineado…”, “que si Portugal ganó sin ser dirigida por uno de los 4 mejores técnicos del mundo, que es portugués”, “que si Francia y Portugal llegaron a la final jugando al estilo de Simeone”, y así un largo etcétera detrás.


Apostilla: Sin embargo, decir que Cristiano Ronaldo fue el artífice de Portugal en la obtención de esta Eurocopa es tan cierto como el hecho de que el futbol no se juega sólo con los pies ni tampoco se determina exclusivamente en función de lo que ocurre dentro del terreno de juego durante los 90 (o en este caso 120) minuto (para rubricar estas palabras baste ver cómo lo felicita sir Alex Ferguson al concluir la premiación: https://www.youtube.com/watch?v=P1q6sYFBUj4). Más que nunca en nuestros días es una actividad mediática en la que repercute lo extra cancha y el aserto de la afirmación que acabo de hacer se comprobará el año entrante si el Balón de Oro regresa a las manos de Ronaldo, el portugués (porque ha habido dos brasileños), quien así sumará a su estadística como recordman el haberle dado a su país el primer título en la historia dentro del balompié aun después de haber salido de la cancha, pues lo que les hacía falta a los lusos en cuanto a futbol, su capitán se los infundió en cuanto a moral de lucha, interviniendo hasta el momento en que llegó el gol de Éder, el portugués (porque esta vez hubo uno italiano). Para que se entienda mejor esta labor, podría decirse que emuló, actualizándola, aquella gesta de ese otro adalid ibérico (aunque del lado español) conocido como el Cid Campeador, quien fue capaz de ganar batallas contra los moros incluso después de haber muerto.

viernes, 8 de julio de 2016

DEL PIE A LA LETRA 20. TRAVESTISMO FUTBOLÍSTICO



La idea de una Europa unificada rondó durante siglos en las principales cabezas coronadas de este territorio. Nostalgia del antecedente romano que en la Edad Media encontró realización de semejante utopía durante el reinado de Carlomagno, a quien se le adjudica el establecimiento de esa entelequia gubernamental aparecida en el centro de Europa bajo la denominación de Sacro Imperio Romano Germánico. Así es, una entidad política que pretendía reunir la herencia del antiguo imperio latino dentro de los reinos de señores teutones que fueron uno de los principales factores de su caída. Y si de suyo esto entraña una radical contradicción, incluso tal circunstancia se ahonda al pensar que dentro de su régimen intentó incorporarse lo mismo a magiares que a bohemios, serbios, croatas, piamonteses, helvéticos, flamencos, en fin, una verdadera mescolanza explosiva a más no poder, que de manera constante evidenció la fragilidad de tal proyecto.

Aunque el título no lo ostentó como tal, fue durante el reinado de mayor de los reyes carolingios que los dos componentes más destacados de este caldo criollo estuvieron regidos bajo los designios de un mismo monarca. Tras su muerte el imperio se desintegró y el carácter de eso que sería su sustrato nacional rápidamente se manifestó, pues el reino de los francos adoptó un sistema monárquico unipersonal y dinástico, el cual con el paso del tiempo se fue acendrando (hasta que acabaron cortándole la cabeza a su último rey), mientras que los germanos establecieron dentro de dicho sacro imperio un sistema de reinos confederados en el que el supremo gobernante era electo por una dieta, con lo cual las dinastías imperiales, aunque las hubo, eventualmente terminaron siendo rotativas. Una división así de profunda terminó cobrando un alto precio y, en gran medida, si a la postre no hubiera resultado quimérica la idea de un único reino centroeuropeo, la mitad de la sangre derramada en conflictos armados en ese continente se hubiera evitado.

Por todo ello hablar de un enfrentamiento entre Francia y Alemania, así sea netamente deportivo, trae a la mente episodios que van desde las guerras napoleónicas y la franco-prusiana, hasta las dos conflagraciones mundiales del siglo XX. Sin embargo esta vez el enemigo bélico aunque haya tomado una identidad de terrorista islámico, lo cierto es que habita en sus propias entrañas, como se constató el 13 de noviembre pasado, el aciago día en que jugando un partido amistoso, Francia le propinó la misma dosis (2 a 0) a Alemania en el estadio de Saint Denis. Ayer el escenario se trasladó a Marsella, cuna del himno nacional, y la escuadra gala, aplicando el sistema del catenaccio, maniató los embates teutones, se mantuvo paciente en su estrategia de combate y lucró con sus errores. En este sentido Alemania tendrá que analizar bien el desempeño de Boateng (con una mano clara dentro de su área y lesiones inoportunas), Schweinteiger (con otra mano en el área propia y un penalti fallado)  y Mesut Özil (con un historial de dos penales fallados en este torneo), quienes no sólo en este partido, sino en los anteriores, más que haber tenido un desempeño errático se vieron faltos de actitud en momentos clave, algo que dentro del espíritu deportivo alemán resulta ser, por decir lo menos, inusitado y que además se unió en esta ocasión una mala salida de Neuer, a quien sin embargo no me atrevo a achacarle responsabilidad de la derrota por haber sido de modo decisivo gracias a él que llegaron a esta instancia.

Apostilla: Del lado francés el mérito radica en la aplicación de un esquema ultradefensivo que compromete su bien ganado prestigio de un fútbol elegante, incluso algo manierista, que le vimos durante los mundiales de 1982 (en cuya semifinal presenciamos el segundo partido del siglo) y 1986, una Francia que no debió caer, pero lo hizo, frente al coraje y la efectividad alemanas. Sin embargo a la hora de hacer el balance quizás podría argumentarse que el fin justifica los medios (o es medianamente justificable, en razón de los 58 años de dominio germano sobre ellos en partidos oficiales): su juego nada vistoso redundó a cambio en una cartesiana diría yo, concentración en el objetivo a conseguir, lucrando con las pifias del contrincante y haciendo a cuentagotas florituras como la de Pogba ante Mustafi (sustituto de Boateng quien tras su lesión dejó sin centrales titulares a la defensa alemana), pero cuya jugada ya venía precedida por un error en la salida que, ya se sabe, es la situación más vulnerable en la que puede colocarse un equipo. Y como trasfondo del resultado no puede uno menos que aclamar por la memoria de Raymond Kopa, Just Fontaine, Jean Tigana, Alan Giresse, Eric Cantona, Zidane y compañía para denunciar la pérdida de identidad de los franceses quienes montaron una auténtica mascarada, casi una molieresca comedia bufa que desconcertó totalmente a sus rivales pues, como afirmaba, jugaron como si fueran italianos (en una competencia en la que, ya habíamos visto, apareció una squadra azzurra más ofensiva de lo esperado), y además todo este travestismo futbolístico lo coronaron cuando luego de la conclusión del encuentro se plagiaron el festejo islandés con su tribuna. Los bleus están acostumbrados a ganar en territorio propio (fue como locales que ganaron la Eurocopa en 1984 y el mundial de 1998), pero jugando a un estilo propio. Ante tal panorama uno no puede sino preguntarse de qué saldrán camuflajeados en la final (y en caso de ganarla, ¿la corona misma reconocerá a quienes merecidamente la obtuvieron en 1984 y en el 2000?) porque lo de ayer fue un robo, pero de identidades.