
De este lado del océano en
cambio, el currículum quedó archivado. Como si la doctrina Monroe imperara, la
consigna parece ser "América para los norteamericanos", teoría
conspiracionista que ya fuera denunciada por el directivo uruguayo Wilmar
Valdez, pues con la eliminación de Brasil, merced a un craso error arbitral
(uno más), el camino para los gringos ha quedado bastante allanado.
Pero, ¿cómo explicar la
debacle carioca? Más allá de que así como en la NFL el estadio de Foxborough
parecer ser el templo del chanchullo (si recordamos el affaire de los balones
desinflados a conveniencia del mariscal de campo de los Patriotas en el juego
de campeonato de 2105 contra los Colts de Indianápolis), lo cierto es que este
suceso en gran medida depende de la fórmula “cuánto apuestas, cuánto ganas”.
Por ejemplo, hace un año los mexicanos mandaron una selección "B" a
la Copa América de Chile y no logró pasar de la primera fase, mientras que
ahora sí fue considerado lo más destacable que se tiene para la justa
centenaria. Al revés ha sucedido con Brasil, pues además de las 6 lamentables
bajas que sufrieron para esta competencia, creo que pusieron sus huevos en la
canasta de los Juegos Olímpicos, de los que serán anfitriones. Por lo demás no
me preocupo del porvenir de su fútbol: su semillero es constantemente feraz y
sí, aunque está en su época de vacas flacas, lo veremos de regreso quizás
dentro de dos años. Así que como reza este samba (con el que se demuestra que los
brasileiros hasta la tristeza la hacen bailable), “Chega (basta) de saudade
(melancolía)” de Antonio Carlos Jobim, con letra de Vinicius de Moraes, habrá
que decir ante la irremediable ausencia del jogo
bonito:
Não há paz
Não há beleza
É só tristeza e a melancolia
Que não sai de mim, não sai de mim, não sai
Mas si ele voltar si ele voltar
qué coisa linda, qué coisa louca…
Por lo que respecta a la selección peruana,
pues bueno, pienso que ellos son los más ofendidos, los que más deben lamentar
el modo en que se produjo su primera victoria sobre Brasil en Copa América con
una anotación con la mano (por favor no me vengan con comparativos con el pibe Maradona,
que ni siquiera en el calentamiento para este encuentro se le vio a Raúl Ruidíaz
meter un segundo gol llevándose a la mitad de sus rivales), muy de acuerdo a la
ocasión, pues respetando el recinto donde se encontraron a la postre pareció
que disputaban un partido de futbol sí, pero americano. Y en cuanto al
arbitraje, ignoro el futuro que tendrá el buscar apoyarse en las tomas de
televisión, pero al menos ayer esa tecnología de la NFL se vio aplicada como si
fuera de región 4 o genérica intercambiable: lo mismo, pero más abaratado.
Apostilla: con la ausencia de Uruguay, Brasil y
Paraguay (sin duda otro de los referentes de esta justa internacional) tal vez
la segunda parte del torneo sea menos espectacular y vistosa, pero más
interesante e imprevista, casi una calcomanía de lo que es la vida misma...
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