lunes, 13 de junio de 2016

DEL PIE A LA LETRA 3. CHEGA DE SAUDADE



Tres días más que estaremos como en una guerra mundial (igual que la de hace 100 años) abierta en dos frentes. De aquel lado del Atlántico las selecciones que podríamos llamar "históricas" hicieron valer su palmarés: polacos sobre irlandeses, alemanes sobre ucranianos (quienes no pudieron reverdecer laureles de digna rebeldía de los mártires de Kiev en agosto de 1942, al batir en la cancha de juego a un seleccionado de militares nazis, antes de ser ellos batidos por los rifles Sturmgewehr 44 alemanes) y Croacia sobre los turcos (rememorando un poco la emancipación de los croatas en el siglo XVI ante el dominio del imperio otomano). Quizás por una inercia que me remite a su reciente coronación en la Champions, los jugadores madridistas han refrendado en sus combinados nacionales su indiscutible calidad: hace dos días comentábamos la contribución de Bale en la victoria ante Gales y ahora otro tanto han hecho Luka Modric al hacer la anotación de la diferencia (con un auténtico proyectil conexión aire-tierra) y Tony Kroos con una asistencia en el gol de la quiniela germana.

De este lado del océano en cambio, el currículum quedó archivado. Como si la doctrina Monroe imperara, la consigna parece ser "América para los norteamericanos", teoría conspiracionista que ya fuera denunciada por el directivo uruguayo Wilmar Valdez, pues con la eliminación de Brasil, merced a un craso error arbitral (uno más), el camino para los gringos ha quedado bastante allanado.

Pero, ¿cómo explicar la debacle carioca? Más allá de que así como en la NFL el estadio de Foxborough parecer ser el templo del chanchullo (si recordamos el affaire de los balones desinflados a conveniencia del mariscal de campo de los Patriotas en el juego de campeonato de 2105 contra los Colts de Indianápolis), lo cierto es que este suceso en gran medida depende de la fórmula “cuánto apuestas, cuánto ganas”. Por ejemplo, hace un año los mexicanos mandaron una selección "B" a la Copa América de Chile y no logró pasar de la primera fase, mientras que ahora sí fue considerado lo más destacable que se tiene para la justa centenaria. Al revés ha sucedido con Brasil, pues además de las 6 lamentables bajas que sufrieron para esta competencia, creo que pusieron sus huevos en la canasta de los Juegos Olímpicos, de los que serán anfitriones. Por lo demás no me preocupo del porvenir de su fútbol: su semillero es constantemente feraz y sí, aunque está en su época de vacas flacas, lo veremos de regreso quizás dentro de dos años. Así que como reza este samba (con el que se demuestra que los brasileiros hasta la tristeza la hacen bailable), “Chega (basta) de saudade (melancolía)” de Antonio Carlos Jobim, con letra de Vinicius de Moraes, habrá que decir ante la irremediable ausencia del jogo bonito:

Não há paz
Não há beleza
É só tristeza e a melancolia
Que não sai de mim, não sai de mim, não sai
Mas si ele voltar si ele voltar
qué coisa linda, qué coisa louca…

Por lo que respecta a la selección peruana, pues bueno, pienso que ellos son los más ofendidos, los que más deben lamentar el modo en que se produjo su primera victoria sobre Brasil en Copa América con una anotación con la mano (por favor no me vengan con comparativos con el pibe Maradona, que ni siquiera en el calentamiento para este encuentro se le vio a Raúl Ruidíaz meter un segundo gol llevándose a la mitad de sus rivales), muy de acuerdo a la ocasión, pues respetando el recinto donde se encontraron a la postre pareció que disputaban un partido de futbol sí, pero americano. Y en cuanto al arbitraje, ignoro el futuro que tendrá el buscar apoyarse en las tomas de televisión, pero al menos ayer esa tecnología de la NFL se vio aplicada como si fuera de región 4 o genérica intercambiable: lo mismo, pero más abaratado.

Apostilla: con la ausencia de Uruguay, Brasil y Paraguay (sin duda otro de los referentes de esta justa internacional) tal vez la segunda parte del torneo sea menos espectacular y vistosa, pero más interesante e imprevista, casi una calcomanía de lo que es la vida misma...

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