sábado, 25 de junio de 2016

DEL PIE A LA LETRA 12. DE CHILE, DE DULCE Y DE MANTECA



No, no estoy adelantando mi comentario sobre el modo en que habrá de concluir la intervención de la selección chilena en la Copa América. El título de este escrito hace más bien referencia a lo acontecido durante la primera jornada de los octavos de final. Con todo y que tampoco podría calificarlos como enteramente disparejos, fueron partidos tensos, quizás como si pesara sobre ellos un inicio de fragmentación de la unitaria mancomunidad europea, claro, en términos futbolísticos; cerrados, en los que la apuesta radical era evitar a toda costa perder, y olvidando el principio básico de que, si no eres Italia, la forma más fácil de alejarse de la derrota es persiguiendo la victoria; por todo lo anterior dichos encuentros resultaron lamentablemente poco vistosos, excepción hecha del portento técnico de Xherdan Shaqiri con una chilena memorable. Pero vayamos por partes.

El chile. Por tratarse de una especia que agrega sabor (en la mayoría de los casos, porque en otros platillos que abundan en nuestro país se convierte incluso en el ingrediente principal), el partido “picante” fue, por así decirlo, el Polonia versus Suiza. Bien estructurado el gol de Błaszczykowski pero más aún esa anotación de sublime plasticidad a cargo de Shaqiri (quien no es la primera vez que nos deleita con ejecuciones magistrales, pues hace dos años en el mundial de Brasil algo de esto había claramente evidenciado), uno de los goles más bellos de los últimos años que haya visto y que precisaba de una ejecución excepcional para horadar la hasta ese momento imbatida portería de Fabianski. Llegados a la irremisible definición de los once pasos más que exceso de temple siento como que hubo displicencia por parte de  Xhaka al cobrar al ahí se va su tiro y luego más que compungido se retiró mostrando una certidumbre de que hizo lo que tenía que hacer y ni modo. Lamentaré no ver alguna otra genialidad de Shaqiri, pero me consuela saber que Tomas Grosicki podría compensar dicha ausencia en cualquier momento (y que Robert Lewandoski aún podría tener chance de estrenarse con un gol en esta Eurocopa).

El dulce. No sería más que por lo empalagoso mencionar este tipo de sabor al referirme al partido entre Gales y Norirlanda. En lo personal lo dulce estuvo en que la agonía de un juego apretado y de pocas, poquísimas variantes no se prolongó más allá de los 90 minutos, y que la transmisión por ESPN estuvo a cargo de dos magníficos cronistas, de lo mejor que en este terreno tenemos en México: la siempre bien documentada y amena a la vez que vibrante (para mí nadie sabe cantar los goles mejor que él) narración de Emilio Fernando Alonso y el agudo análisis de Roberto Gómez Junco. Dulce podría ser también la definición del enfrentamiento desde la perspectiva galesa, en tanto que en términos factuales el rival les ahorró el último esfuerzo con un autogol (y casi de minuto postrero) de Gareth McAuley, cerrando por esta vía el capítulo de una confrontación netamente británica en el corazón de París y su Parque de los Príncipes. McGovern, su portero, uno de los de mejor actuación, se unió a Fabianski en lo inusitado del modo en que fueron vencidos: uno por una jugada maestra, el otro poruna (des)cortesía de su propio compañero. 

La manteca. Mantecoso, farragoso y chato a la vez fue el duelo disputado entre Portugal y Croacia, mismo que había creado grandes expectativas porque el rendimiento de ambas escuadras en su anterior juego fue bastante agradable, por decir lo menos. Lamentablemente tendremos en cuartos de final a un combinado lusitano que con sólo un disparo al arco (como si el nombre de su anotador, Cuaresma, fuese el estigma para una abstinencia de buen futbol) y sin haber ganado en los 90 minutos reglamentarios un solo partido, esté en posibilidad de figurar entre las cuatro mejores selecciones del continente. Ojalá que mañana cuando aparezcan las escuadras llamadas históricas, se componga siquiera un poco este panorama, si no la dosis de cafeína para mantenerme despierto tantas horas frente a la pantalla en un día de asueto tendrá que aumentar.

Apostilla: Y ya que hemos hablado del partido entre dos selecciones británicas, quizás no esté de más mencionar la situación en la que se encontrarán inmersas por una especie de “footexit”. Si bien los futbolistas del Reino Unido, a excepción de Gareth Bale, no habrán de tener mayor problema para continuar su trayectoria profesional dentro la Liga Premier del futbol inglés pues todos ellos militan ahí, si durante este torneo alguno de ellos ha llamado la atención de algún club continental, su traspaso sin duda se verá dificultado por el hecho de que, a partir de 2018, serán considerados jugadores extranjeros y no comunitarios. Gajes originados por la decisión de esa especie de autoapartheid decretado el viernes pasado tras la votación del Bretxit.

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