jueves, 7 de julio de 2016

DEL PIE A LA LETRA 19. UN SEBASTIANISMO GALÉS



Gales se localiza en el extremo inferior izquierdo de la rubia Albión y, aunque anexada al imperio británico, sigue albergando sueños de autonomía, cuya difusión ha sido un tanto opacada por los más sólidos impulsos independentistas de irlandeses y escoceses. Signo quizás de ese pensarse de otro modo haya sido que previo a la semifinal ante Portugal, el deseo expreso por el príncipe de Gales fue leído como un presagio funesto. Y lo funesto se cumplió: los galeses que se habían mantenido anotando en cada partido esta vez dejaron de hacerlo, y los portugueses que no habían conseguido ganar dentro de los 90 minutos reglamentarios finalmente lo hicieron. Sin embargo ahora que retornen a su querido lar, será la única escuadra británica que merezca ser recibida con honores similares a los que tuvo su hijo pródigo, sir Henry Lawrence, luego de su campaña triunfante en Arabia allá por la segunda década del siglo pasado.


Por su parte, el combinado portugués puede ser ya considerado el caballo negro de esta competencia, pues ciertamente casi nadie (entre quienes me incluyo) apostaba un rábano para decir que llegarían a la final. Pian pianito se han instalado en ella y su papel advenedizo quedará supeditado a que consigan, en una tarde de buena suerte, superar a su rival (de formidable superioridad, cualquiera de los dos que salga), así sea por la vía de los penales. Imaginemos por un momento este hipotético escenario: de la mano de CR7, el hombre récord del momento al anotar en cuatro Eurocopas distintas, igualando el número de goles de Platini (que a lo mejor también supera si el domingo marca), los lusitanos se adjudican la copa. Si todos estos factores se conjuntan, podemos esperar una catástrofe peor que su declaratoria por evasión fiscal de 21 meses de cárcel (que librará merced a una cuantiosa multa) para los intereses de Lionel Messi: con todo y que en cuanto a capacidad individual también lo considero superior a cualquier otro futbolista del orbe, pues lo más seguro es que el próximo balón de oro pase a las manos de Cristiano. En caso contrario Portugal verá en un nuevo fracaso otro motivo más para incentivar suas tardes da saudade, assando sardinhas à beira do Tejo, na espera da volta do rei Sebatião, quien partió a defender las posesiones imperiales en África y ya jamás se supo nada de él.

Apostilla: Curiosamente hay pasados que son destinos (quizás el verdadero proyecto a futuro sea reencontrarse con los ancestros) entrelazados y en este sentido el de Gales está muy unido a esa utopía de que algún personaje vuelva del pasado a poner orden en nuestro mundo. Probablemente en todas las culturas existe una figura con tales características: dentro de nuestra tradición histórica tenemos, por ejemplo, a Emiliano Zapata, mientras que para los portugueses esa figura es o rei Sebastião y para los galeses eso mismo significa Owain Glyndŵr, el auténtico último príncipe de Gales, quien abanderó una insurrección contra el dominio de la corona inglesa, misma que al ser tras ser sofocada, dejó una sombra de oscura incertidumbre sobre su último paradero, pues en 1415 cuando regresó a imperar el dominio inglés, hacía tiempo que se le había perdido la pista el héroe insurgente. Jamás se rindió, nadie lo traicionó y su cuerpo nunca fue hallado, por ende se ignora la fecha de su muerte, pero algunas fuentes la ubican hace exactamente 600 años. Owain Glyndŵr representa ese continuo anhelo de sebastianismo como en el caso del mencionado monarca portugués (y el de nuestro Votan Zapata, de quien sí se mostró un cadáver, pero desde ese 10 de abril de 1919 se aseguró que no correspondía a su persona porque carece de la característica verruga que nuestro adalid tenía por sobre su icónico bigote), de quien viene dicho concepto, consistente en aguardar la llegada de una figura mesiánica a reestablecer una edad de oro entre su pueblo. Una auténtica nostalgia del futuro pues.

No hay comentarios: