viernes, 1 de julio de 2016

DEL PIE A LA LETRA 15. TAN MALO EL PINTO COMO EL COLORADO


En 1917, tras la salida del magno conflicto bélico llamado la Gran Guerra, prácticamente la conflagración se redujo al frente occidental. Luego de la finalización de la Copa América, así se ha reducido también la atención a los cuartos de final que empezaron hoy en Marsella, con un enfrentamiento del cual personalmente no tenía muchas expectativas, si bien se cumplió el pronóstico de que Lewandoski anotaría, pero al parecer hizo falta un segundo tanto que distanciara a los polacos de los portugueses, quienes vinieron de atrás y desde los once pasos definieron quién arribaría a semifinales. Será cruel decirlo, pero la verdad creo que pudimos haber anticipado (pues así será) que de esta llave saldría el equipo que quedará en cuarto lugar y pues ya lo sabemos. Y en caso de haber prevalecido Polonia, mi suposición sería exactamente la misma: tan malo el pinto como el colorado.
 
La geopolítica y la división lingüística de Europa muestra fronteras más o menos claras entre un norte de ascendencia protestante y lenguas de estirpe germánica, un sur donde predominan las naciones de lengua romance y creencia católica y una región del Este básicamente con idiomas de la familia indoeuropea eslava y un catecismo ortodoxo. Desde luego como en toda regla hay excepciones: en ese lado Este, la ya eliminada Rumanía tiene como idioma oficial una lengua romance y en Irlanda (claro el sustrato celta en toda Europa provoca matices) tenemos un país eminentemente católico, del mismo modo que en la parte continental los extremos de su zona de influencia los representan precisamente Polonia y Portugal, formando una línea horizontal que no sólo atraviesa geográfica, sino también histórica y culturalmente al Viejo Continente. Esta reflexión viene a cuento como un común denominador que se manifiesta en tres instancias de impacto transfronterizo. Fue justamente Octavio Paz a través de su concepto de la “simetría inversa” quien hizo ver cómo la zona nórdica de ascendencia protestante fue el lugar propicio para el surgimiento del espíritu romántico que en esencia habla de los aires de renovación y regreso a las fuentes originales. La Europa antirromántica, esto es grosso modo, neoclásica, la que pugna por valores intemporales, estructuras estables e instituciones estáticas es la de ascendente católica. El imperio español, su ejemplo más acabado como defensor a ultranza de un sistema a través del cual pudieron medrar, no pudo sustraerse a la corrupción de sus elementos componentes con tal de que una situación establecida y religiosamente sancionada como se mantuviera inconmovible. En el caso del Vaticano, amén de los ya destapados (y que sin duda son más) casos de malversación de fondos, el problema de la pederastia no se resuelve a fondo: implicaría una revisión de su estructura y no un mero caso de justicia, tal como es asumido desde una perspectiva de fuera. Una contradicción muy profunda, pues más allá de un principio de la más elemental sentido de humanidad, lo que importa es defender su razón de ser.

En este repaso inevitablemente superficial, al comparar lo que digo con la actual situación de España que la semana pasada fue convocada a las urnas, arroja como saldo un regreso a un pasado que nunca se fue en realidad. La idea es moverse para que todo siga igual: el objetivo de estas elecciones era crear las condiciones para conformar gobierno, pero los resultados son muy semejantes a los de la elección de diciembre pasado. ¿Entonces qué fue lo que cambió? Realmente en estos últimos años ha habido más movimiento tras la abdicación del rey Juan Carlos en favor de su hijo que dentro de su sistema político. Supongo que esta crisis estructural de algún modo debe afectar al fútbol hispano.

Apostilla: En cambio sí puedo afirmar que ese modelo de simulación de renovación institucional ha sido replicado por el máximo organismo del fútbol mundial, la FIFA. Desde el año pasado se destapó la cloaca y ¿qué creen?: como era en el imperio español, como en el Vaticano, en la FIFA hay una corrupción de índole estructural, qué curioso, ¿no? Para que esto sea viable se necesitan aplicar varios aspectos de organización de los cuales puedo apuntar uno que me parece básico: en tiempos en que se siguen proclamando a los cuatro vientos las bondades de la democracia y el libre mercado, la clave está en adaptarlas discursivamente y así dar una apariencia de estructura, tal como decía John Lennon “everybody’s runnin/ and no one makes a move”. La democracia en España es indirecta: se eligen a "grandes" electores para que ellos sean los que elijan al que presidirá al país. ¿No les suena parecido al modo, eso sí más radical, en que los cardenales entran en cónclave para escoger al sucesor de san Pedro, o los consejeros de FIFA a su supremo dirigente? Si el formato se mantiene ha de ser porque funciona. Por supuesto una maquilladita de imagen rejuvenecedora ayuda bastante, y eso es justamente lo que intentan mostrar Gianni Infantino, Jorge Mario Bergoglio (dentro de lo que cabe, claro, y quien en la imagen que acompaña a esta entrega se reunió con aquel para pedirle, con toda la autoridad moral que detenta, que limpie de corrupción a la FIFA) y el rey Felipe, a la par que los casi imberbes dirigentes de los partidos españoles del PSOE y de Podemos.

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