Jerez, junio de 2009...

La bitácora leve

Porque tiene el recuerdo aroma a treta
aviva el alma su memoria errante
y halla en el aire esencias de cajeta
que a mi entraña revela el mundo de antes:

fuentes con su hierático goteo
de los canarios se une al parloteo,
muchachas que en el brillo de sus hombros
convierte al ojo en un bazar de asombros,

y el claroscuro polvo de la tarde
pone en mi cabeza una lengua que arde,
tras cubrir en la plaza el toldo heráldico
del pueblo en que nació López Velarde.

Ésta es apenas un esbozo del cúmulo de impresiones visuales, auditivas, olfativas y gustativas que tuve oportunidad de recoger tras mi reciente visita a Jerez, Zacatecas. El poblado se define como la cuna de Ramón López Velarde, y en una entrada anterior había dejado en suspensivos mis comentarios sobre este poeta. Bueno, si de fuera Jerez era sólo López Velarde, ahora puedo dar constancia que también es la amabilidad de su gente y el portento de ese teatro de corral que inevitablemente nos remite al Siglo de Oro (lo criticable es que hasta las agencias de colocación de paisanos en el extranjero --que así es como la Suave Patria "todavía/ se viste de percal y abalorio"-- llevan el nombre del bardo zacatecano), único en el continente americano (supongo) lo que le da un relieve más completo al panorama de Jerez y sus maravillas.

El toque de distinción sin embargo, lo mantiene el impulso lírico de este artífice de la expresión poética a grado tal que, partiendo del nombre de la vía de entrada, Calzada Suave Patria, imaginé a la manera de Italo Calvino una ciudad invisible particular, en la que no sólo las calles sino también los lugares y los establecimientos tuvieran como nombre títulos de sus poemas: "vayamos de compras al almacén, La última odalisca"; "nos vemos en el café El minuto cobarde"; "internaron a mi tía en el hospital Memorias del circo"; "ya saben que tienen su casa en la calle El mendigo cósmico núm. 18"; "la primaria la estudié en la escuela La mancha púrpura". Tal es la población factible de visitar sin necesidad de cerrar los ojos...