lunes, 1 de junio de 2009

El adiós de tres grandes


La actualidad impone hablar también de futbol, pero más allá de efectuar un merecido reconocimiento a los títulos obtenidos esta semana por Barcelona y el equipo de la Universidad Nacional Autónoma de México (en ambos casos imponiéndose el orden y la constancia, signos característicos del futbol de nuestros días, antes que el juego brillante e innovador), me referiré al adiós de las canchas a su más alto nivel de un futbolista fuera de serie: Pavel Nedved. Incluso dentro del ámbito de la liga italiana parece cobrar mayor relevancia mediática el retiro de otros grandes como lo fueron indudablemente Luis Figo y Paolo Maldini, pero digamos que el Milán y el Inter como instituciones, así como los combinados portugués e italiano, cuentan con elementos sustitutos en cierta proporción de dichas figuras, en cambio para la "vecchia signora di calcio" (conjunto con el que Nedved descendió, luego del castigo impuesto por el caso de apuestas sacado a la luz hace cuatro años) y para el futbol checo se ha eclipsado un astro de fulgor inmarcesible.

Hay una circunstancia que describe de cuerpo entero al "León de Praga" quien de su mano (o mejor dicho, de sus pies, adiestrados en horas de entrenamiento, primero pegándole al balón toda una hora con el pie derecho, y luego haciendo lo mismo con el izquierdo)
condujo a la Juve hasta la instancia final de la Champions en 2003, título que esta escuadra no logró, entre otras cosas, porque debido a una acumulación de amonestaciones Nedved no pudo alinear. Por eso, para dimensionar con mayor justeza la relevancia de su paso por la escuadra blanquinegra sería necesario recordar que la función de armador dentro de este equipo la heredó de jugadores de la talla de Michel Platini y de Zinedine Zidane. Pero lo que da un mayor relieve a su trayectoria es que, fuera del campeonato italiano local, este crack no ganó nada, ni siquiera dentro de su selección en la que anunció una prometedora serie de hazañas al formar parte de una camada de suma calidad junto con el portero Peter Cech, Tomás Rosicki y Milan Baros. Pelé lo seleccionó como uno de los 100 mejores jugadores de toda la historia y como rúbrica quedan, además de esos últimos trazos elegantes que dio en el coso Delle Alpi, la segunda anotación con la que Juventus venció al anterior equipo de Nedved, el Lazio, escuadra que apenas iniciaba la salida cuando en un despliegue de fortaleza el He Man checo recuperó el rebote y con un timming impresionante dejó solo Iaquinta para definir: todos los compañeros de playera se volcaron a felicitar no al anotador, sino al artífice del gol, al hombre que había hecho la asistencia. Como se dice, fue un gol de Pavel Nedved que anotó Iaquinta...

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