miércoles, 17 de marzo de 2010

Experiencia extrema...



Propongo el siguiente ejercicio: al momento de ingresar al autobús bien puede uno cerrar los ojos y desquitar algo del sueño inconcluso por haberse parado temprano en sábado. Al abrirlos de nuevo parecerá mentira que a unos cuantos minutos de la urbe (a la que por división política pertenece por hallarse dentro de los límites de la delegación de Cuajimalpa) exista un lugar donde los árboles nos reciben con altura monumental y el aire guarda una densidad de lluvia o de bosque pleno de rocío. Esto sin contar con la amabilidad de don Felipe, nuestro guía temazcalero, cuya confianza y franqueza serán vitales para transitar por este túnel del tiempo que, entre otras cosas, nos regresa al origen.

Antes de concurrir a la ceremonia lo que se impone es un paseo por el Valle de las Monjas, recorrido en el que la naturaleza se conjuga con los vestigios de ocupación que componen los restos de un muro y un puente de piedra. El paseo así, además de enaltecer el espíritu, se conjuga al toque de historia regional que le dan los letreros que ilustran sobre los frailes (no así monjas, como el nombre lo haría suponer: lo mismo sucede con el Desierto de los Leones, sitio turístico anexo que ni es desierto --sólo por lo deshabitado-- ni tiene leones) que transitaron por ahí, además de que permite un estado de relajación profundo.

Para el ritual hay que estar preparado con un traje de baño, sandalias y toalla. Siguiendo las indicaciones del guía se interna uno en el vientre de la tierra o remanente de la cueva de Chicomóztoc, lugar mítico referido en la tira de la peregrinación azteca y se procede a dejarse llevar en ese túnel del tiempo. Si vieron la película de Avatar, podrán experimentar, de otra forma, eso que en la cinta de Cameron se maneja como "la conexión con la tierra" (aunque los otros tres elementos también se hacen presentes). El resto es algo que lo dejo en suspenso porque cobrará pleno sentido al momento en que se asista a la ceremonia, pero de lo que sí puedo dar testimonio es que el resultado de esta experiencia extrema (pues en efecto se necesita una cierta capacidad física para aguantarlo) se verifica en tres niveles: una mejoría anímica, una regulación del organismo y una reducción de toxinas, así como la baja de un par de kilos (por lo menos).

Para la entrada de la primavera este sábado habrá otra sesión de temazcal, saliendo de metro Mixcoac a las 9 de la mañana. A los que estén interesados pueden pedir más informes al 54233172 y al (044-55) 36554417 .


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