miércoles, 6 de agosto de 2008

Léxico crítico...


Please don't wake me, no, don't shake me,

leave me where I am, I'm only sleeping.

—Lennon and McCartney—

Primero que nada quiero anunciar que con esta recontrarréplica por mi parte doy por terminada la controversia sostenida con Geney Beltrán Félix, nacida a raíz de su reseña sobre el Diccionario de escritores mexicanos siglo XX. Y concluyo por el principio de mi anterior intervención, porque el objetivo primordial de mi respuesta iba enfocada a disipar la confusión en la que parece estar enredado nuestro reseñista al hacerme recalcar otra vez una obviedad: literatura sí es todo lo que se publica (la misma etimología del término pone esto de relieve: la letra que perdura lo hace luego de su paso por la imprenta). Ahora bien, se puede sobreentender que dentro de este universo editorial Geney Beltrán se refiere a aquel segmento de la literatura que tiene una pretensión estética, pero ni aún en esos términos es posible ignorar que si un libro vio la luz de la publicación en alguna casa editora es porque detrás de ese proceso (inclusive en el caso de los "criterios políticos o comerciales" que se aducen, los cuales también deben ser registrados precisamente por su carácter de anomalía) hubo alguien (además del autor) que respaldó su pertinencia para hacerlo llegar a un público lector que corroborara o refutara sus méritos. Si veleidosa es la fortuna que puede correr una obra de creación literaria (y los ejemplos de esta naturaleza bien podrían llenar una considerable cantidad de páginas), más inestable y transitoria es la valoración crítica sobre la misma, por lo tanto, suponer que un especialista entregue sus juicios para la posteridad es fincar castillos sobre arenas movedizas.

Así las cosas, y considerando que en más de un aspecto comprendo las nobles intenciones de Beltrán Félix, como una aportación a quienes se hayan tomado la molestia de seguir de cerca esta polémica, finalizo enlistando un breve glosario para traducir conceptos del Léxico Crítico Beltraniano al Español:

  • Literatura. 1) Obra escrita e impresa que detenta la obligación de concitar sobre sí el aplauso o el rechazo unánime. 2) Como su preeminencia reside en su calidad, antes que en su cualidad de ser un producto de imprenta, se considerará en este rubro toda aquella obra genial que aún no haya sido publicada ni siquiera escrita, sino sólo pensada.
  • Crítico literario. Sabio que, por serlo, coloca sus argumentos por encima de cualquier curriculum. Se considera crimen de lesa majestad que el desocupado lector no se supedite a su criterio.
  • Index (Librorum Prohibitorum et Expurgatorum). Solemne listado establecido por la Santa Inquisición y digno de ser rehabilitado para proscribir toda obra escrita que no llene las expectativas del crítico en cuestión.
  • Lectura (proceso de). Ejercicio inquisitorial en el que se asienta con letras de oro el valor (si lo tiene) de una obra literaria. Se sobreentiende que es social y moralmente sancionable si el especialista en este oficio lo ejecuta por puro gusto.
  • Editor. Ser animado por oscuros motivos para efectuar la exterminación de las áreas verdes del planeta con cuya materia se imprimen libros y diccionarios indigestos.
  • Ficha de autor bio-crítica (o entrada). Ejemplar muestra de respeto para un escritor. La profundidad de introspección dentro de su obra se puede medir proporcionalmente a la cantidad de adjetivos que el autor de la ficha utilice para sus razonamientos.
  • Reincidir-insistir. Buscar en un concepto o postura ideológica otros recovecos de interpretación para intentar demostrar que no se está equivocado.
  • Diccionario literario. Dícese de aquella obra enciclopédica cuyo deber es registrar críticamente aquellos libros y autores no censurables (ahorrándole al lector la pena de leer lo prescindible). Por antonomasia su valor detentará el carácter de inapelable si va firmado con los apellidos Domínguez Michael.
Jesús Gómez Morán

Sobre Diccionario de escritores mexicanos

Fuera de agradecer al señor Gómez Morán la precisión sobre la digitalización del Diccionario, no tengo más que reincidir en lo que planteo en mi ensayo. Es falso que una obra de consulta implique la renuncia a ejercer el discernimiento crítico, que no se define sólo por elegir sino básicamente por evaluar. Es falso que un diccionario de escritores mexicanos, para no hacer un uso ilegítimo de la palabra diccionario, deba incluir a todos los ciudadanos mexicanos que hayan publicado al menos dos libros. Es torpe negarse a “establecer una cofradía de iniciados que dictaminen lo bueno y lo malo de lo que se publica”, porque ésa debe ser la labor del crítico y el estudioso, ya que no es la de los editores (que se dejan llevar, en muchos casos, por criterios políticos o comerciales).

Literatura no es todo lo que se publica, sino aquello que por sus valores debe ser leído, discutido y conservado. ¿Quién decide esto? El especialista: llámese crítico o investigador; sea del medio académico o de extramuros. Entiendo perfectamente que es ésta una obra bibliográfica, pero eso no significa que uno esté obligado a aceptar el Diccionario, sólo porque sí, en sus términos: las bibliografías, como señalé, se agradecen, pero no las fichas bio-acríticas que revelan falta de un compromiso de lectura, en aras de satisfacer una visión populista de respeto a la actividad literaria, cuando que la mayor muestra de respeto a un autor es emprender su lectura y crítica, no sólo rescatar del supuesto olvido los pies de imprenta de sus títulos. La democracia, si acaso sirve para resolver asuntos sociales, no tiene por qué ser invocada para la literatura, donde la distribución del talento es dispareja.

Ahora, si el currículum estuviera por encima de los argumentos, terminaría señalando que no hablo de oídas: conozco la producción del medio académico bastante bien (como estudiante, docente, editor, crítico y dictaminador) y mis reflexiones tienen que ver con una exigencia ética de los estudios académicos dedicados a la literatura, en relación con las presiones de la democracia. Pero ése es un tema más extenso sobre el que insistiré en un texto de próxima publicación.

Geney Beltrán Félix

1 comentario:

Anónimo dijo...

¡Claro! Es falso que los diccionarios deban contener todas las entradas, será mas completo, entre menos entradas pero más selectas sean. Eso estaba pensando yo, que un verdadero diccionario del español debería omitir unas palabras. No tengo la lista a la mano, pero recuerdo que la palabra "profiláctico" no me gusta, y tampoco se usa mucho, así que deberíamos de quitarla, porque la gente debería usar sólo palabras bonitas, útiles, de calidad; no podemos dejar que muchas palabras contaminen nuestro hermoso lenguaje. Noble tarea realizada por esa minoría selecta que es imposible dejar fuera, pues son los que verdaderamente deberían no sólo decidir sobre los diccionarios de cualquier tipo, sino también dominar al mundo, porque no sólo es inevitable que lo hagan sino que además es "torpe" combatir esa inevitabilidad. Cofradía de iniciados que, a diferencia de los editores, no se dejan llevar por "criterios políticos o comerciales", de lo cual es ejemplo Beltrán, obvio miembro de la cofradía.
Porque además es cierto eso que bien resalta Beltrán, "¿Qué es eso de dejarle la chamba a los demás?" Como tesista, yo quiero que mi diccionario ya tenga los autores que me van a servir. Resulta que además de hacer mi tesis todavía tengo que buscar en nueve tomos, ¡nueve tomos! Lo que es más, me gustaría que tuviera un preciso aunque resumido análisis que me sirva para trabajar mi tema. Si puede tener algunas citas importantes, quizá el tema un poco masticado... Ahora sí estamos hablando de un diccionario. Y es que con todos esos datos puedo finalmente pensar lo que me dijeron los que lo escribieron que pensara. Pero ¿qué no se suponía que el objetivo del ser crítico era alentar a pensar por cuenta propia? En fin.

Ya en serio -porque no esperabamos estar hablando en serio ¿verdad? bueno... quizá algunos sí-, es extraño estar hablando de "exigencias eticas" cuando de lo que se trata es de discriminar a algunos que parecen no ser competentes desde las convenciones establecidas por un grupito, pues eso parece todo menos una exigencia ética; porque lo que todo mundo reconoce, eso sí, es que no es posible ser completamente objetivo.

Una entrada más para el glosario:

Democracia. Sistema de gobierno (si acaso) que puede resolver asuntos sociales (si acaso) pero que en todo caso sirve para justificar la mediocridad de la mayoría y entorpecer la grandeza de los pocos, evitando que éstos lleven a cabo su justa labor de iluminación sobre los primeros.

¿Dónde estás Sepulveda? ¿A dónde se han ido tus reglas de la justa razón?